Una de mis 68 descansando después de un agotador día de fotos. La pobre no podía decir ni mu y se quedó dormida bien comodita en el sofá. Lo cual es lógico por el tute que les suelo dar a mis cámaras. Pobrecita.
Este sitio utiliza cookies para ayudar a personalizar el contenido, adaptar tu experiencia y mantenerte conectado si te has registrado.
Para continuar utilizando este sitio, debe aceptarse nuestro uso de cookies.