Como lo prometido es deuda, voy a explicar por qué Barry Lyndon es mi película favorita de todos los tiempos en cuanto a fotografía se refiere.
Los mejores directores de cine, al igual que los mejores fotógrafos, tienen un estilo propio. Cuando miras una película de Kubrick sabes que es de él aunque no hayas visto los créditos iniciales. Largas escena sin música de fondo, la manera de expresarse de los actores... realmente tiene una marca propia y característica.
Ante todo, debemos saber que Kubrick era un perfeccionista. Cuando tenía una escena en la cabeza hasta que no salía como él quería la repetía una y otra vez llevando, incluso, a los actores hasta la extenuación.
Pues bien, a principios de los 70 Kubrick empezó a trabajar en el guión de la película, pues pensaba que el libro homónimo de 1844, escrito por William Makepeace Thackeray, bien merecía ser llevado a la gran pantalla.
Mientras escribía dicho guión, la idea de usar decorados reales de época (castillos, palacios, etc) y de ser escrupulosamente fiel con la realidad le llevó a querer prescindir de iluminación artificial. Así, pues, toda la película fue rodada con luz natural o luz de velas, tal como era la iluminación de la época.
Pero perdonadme porque no os he explicado en qué época se desarrolla la trama. La historia va de un joven noble irlandés venido a menos que pasa por diversas vicisitudes antes de conseguir el éxito económico: soldado, jugador, espía... etc, y está ambientada en la Guerra de los siete años (siglo XVIII).
Bien, sigo. En esa época la iluminación era con velas, como he dicho antes, por lo que necesitaba una óptica super luminosa. El problema es que en aquella época la única empresa que tenía una lente con las características que necesitaba Kubrick era Zeiss y la había construido para el programa APOLLO de la NASA. Concretamente, había fabricado 10 unidades y el modelo era Carl Zeiss Planar 50mm f/0,7.
- Una unidad fue conservada por Zeiss.
- Seis unidades fueron vendidas a la NASA
- Tres unidades fueron vendidas a Kubrick
Una vez Kubrick tuvo las ópticas en su poder las adaptó a una cámara Mitchell y se pusieron manos a la obra. Pero (siempre hay un pero cuando haces inventos) el trabajar a aperturas tan grandes hacía que fuera muy difícil que los actores estuvieran enfocados por lo que la "marca" de la película en interiores son unos diálogos mordaces y una extrema "educación y compostura" de los actores con el fin de darle ritmo a la misma sin la necesidad, prácticamente, de moverse. En todo esto tuvo mucho que ver el director de fotografía John Alcott. Se puede decir que se unieron dos genios de la imagen en esta película como pocas veces ha pasado.
También se le dio a la película un tratamiento especial del negativo lo que junto a la iluminación y fotografía de la película le da un aspecto muy característico y sombrío. Bajo mi punto de vista, una delicia.
Como curiosidad, os puedo decir que hace pocos años se vendió una unidad en subasta por 90.000€.
Os recomiendo encarecidamente que veáis la película. A mí me gusta mucho como película en sí, muy bien ambientada y con una trama muy buena pero aunque no os gustara, si sois aficionados a la fotografía os aseguro que disfrutaréis de los encuadres y la iluminación como con ninguna otra.
Aquí tenéis el objetivo en cuestión:
Aquí tenéis algunos fotogramas:
Y aquí tenéis una secuencia de la película:
Un saludo a todos.