Gracias por tu amable comentario sobre mis reportajes. Son, solamente, la explicación de lo que siento y veo de lo que veo aumentado, evidentemente, por la satisfacción de saber que lo tengo todo a mano. Ni más, ni menos que los demás tienen, tal y como muestras en tu reportaje. Cambiamos montañas por llanuras, ríos por campos enormes de cereales, pero la belleza de la tierra, del campo, eso, eso no nos lo puede quitar nadie.
Respecto a las fotos, en las dos últimas, sobre todo en la última, algo te pasó con la dominante amarilla, Jeje, casi saco las gafas de sol, quizás pretendías representar esa intensidad, o no, ya nos contarás.
Y soy de los que piensan que esos pueblos solitarios y dejados, a nada que se insista en ellos, la calidad de vida -calidad, no nivel- puede ser fabulosa. Basta con que nosotros, las personas, volvamos a la época de compartir y colaborar, que por cierto, no está tan lejana. En la Galicia natal de mi ama la malla se hacía entre todos los vecinos. (llamábamos la malla a cuando venía la máquina y se introducía el trigo para sacarlo separado, desconozco cómo lo denominan en otros lugares)
Que sepas que estoy encantado con estos reportajes. Es como viajar en coche mirando a través de las ventanillas -salvando las distancias, claro-. Conozco Ávila capital, y sería estupendo poder conocer más de su provincia y llegar a Teruel. En fin, cada vez es más complicado, pero la ilusión es cada vez mayor. Soy un feliciano!!!
Gracias por el repor, Enric. Saludotes.