Hola
@Joseman !
Por favor, lo que voy a escribir aquí no te lo tomes como algo personal ni muchísimo menos. Mis críticas no van hacia ti que lo único que has pretendido es compartir información con toda la buena fe del mundo pero es que cada vez que me encuentro con fotógrafos como los del vídeo me da algo.
Este tipo y sus colegas me producen, al menos, la misma repulsión que Bruce Guilden por varias razones:
- Creo que no todo vale para obtener una foto. El ir molestando indiscriminadamente a la gente no hace más que daño a los fotógrafos que nos gusta la fotografía social o documental. Él mismo lo dice “I am an stupid tourist”. Pues sí, señor mío, sí lo es.
- ¿Qué sentido tiene salir a ametrallar a la gente? ¿Para qué? ¿Para obtener un careto? ¿Para hacer lo mismo que miles de fotógrafos más? Desde luego maldito el día en que a alguien se le ocurrió coger a la fotografía social o documental, desligarla de un proyecto y empezar a ametrallar a la gente de la calle “por si algo sale”.
Precisamente estas dos cosas son de las que hago más hincapié a mis alumnos en mis talleres y les animo a que empiecen a ametrallar menos y a pensar más. Hace falta mucha más reflexión hoy en día. Sentarse a pensar qué quiero comunicar, cómo quiero hacerlo, cuál será el destino final de esa foto, ¿haré una exposición?, ¿una presentación en vídeo con banda sonora?, ¿un fotolibro?, ¿una página web?, pero siempre salir con un proyecto en la cabeza. Es la manera de avanzar para tener tu propio lenguaje y, por tanto, tu propio estilo.
Hace dos semanas acabé un proyecto que me ha llevado 7 años. Quise documentar Bucarest desde todos los puntos de vista posible, desde los barrios más humildes hasta los más lujosos, con discotecas que han costado cerca de 10 millones de euros cada una.
Jamás, absolutamente jamás, he molestado a nadie. Es más, tomaba las fotos sin que me vieran (hay más maneras, no hace falta plantar la cámara en la cara de nadie a cara de perro) y, automáticamente después me presentaba, les daba una tarjeta con mi mail y les explicaba el proyecto y que si querían la foto se la mandaría con mucho gusto por mail.
Y nadie, durante estos 7 años, se ha molestado o me ha dicho que borrase alguna foto. Todo lo contrario.
Lo que pasa es que para tener un proyecto primero hay que pensarlo (y hoy día hay pocos fotógrafos “callejeros” que piensen) y después hay que tener un mínimo de educación para con los fotografiados, la cual hoy día también brilla por su ausencia.
Pero claro, eso lleva tiempo y has de tener la valentía de comunicarte y de borrar la foto si te lo piden.
El día que todos estos “fotógrafos” entiendan que la fotografía, en primer lugar, es una idea y un lenguaje de comunicación en lugar de palabras sueltas que no forman ninguna frase habremos ganado muchísimo en este colectivo.
En fin. Un perfecto ejemplo de lo que jamás hay que hacer.